El pistacho español, a mayor calibre, mejor valorado y mayor precio

La Sociedad de Transformación Agrícola (SAT) del Campo afronta con optimismo la campaña del pistacho 2020, que comenzó el pasado mes y se extenderá hasta principios de año, coincidiendo además con la puesta en marcha de las nuevas instalaciones en su planta de procesado de 2.500 metros cuadrados en Villacañas (Toledo).

Fue el pasado mes de junio cuando comenzaron las obras, con una inversión cercana al millón de euros, que han permitido duplicar la segunda línea de procesado y secado de pistacho, incrementando con ello la maquinaria actual y adaptando todas las instalaciones a un almacenamiento profesionalizado, con conservación en cámara frigorífica y atmósfera clasificada, para evitar que el producto se enrancie.

Esto les permite actualmente contar con una capacidad de procesado de entre 700-800 toneladas de pistacho verde y de 450.000 kilos de pistachos almacenados y listos para la venta de las 5 variedades que tratan actualmente de entre las más de 200 existentes de en todo el mundo.

David Pérez, gerente de SAT del Campo, define esta campaña como “récord” pues se han superado las 420 toneladas de pistacho ya pelado, es decir, unas 600 toneladas de pistacho en verde del árbol, lo que se traduce en 300 toneladas de pistacho directamente para venta, una vez se haya clasificado y procesado. En este sentido, estima una facturación que supere los 2 millones de euros.

A mayor calibre, mejor valorado y mayor precio

“Los pistachos de España se diferencian frente a los de otros países como Irán o EEUU en que son pistachos con un sabor organoléptico mayor, debido a la climatología que hay en nuestro país, concretamente en Castilla-La Mancha. Son de gran tamaño y con una trazabilidad y control de calidad de producto que va desde el campo hasta la mesa, algo que da mucha seguridad y confianza por estar muy valorado por clientes y consumidores, frente a un pistacho iraní o americano”, explica David Pérez.

En cuanto al precio, los pistachos españoles, debido a “cómo son tratados en el campo, al ser ecológicos en su mayoría, y para conseguir esa homogeneidad y gustosidad característica”, tienen un coste más alto en el mercado. “Tenemos que trabajar de la mejor manera posible en cuanto a calidad, trazabilidad y procesos, lo que exige que los costes de inversión sean altos y como consecuencia, que su precio sea superior al de los pistachos procedentes de fuera de nuestras fronteras”, comenta el gerente de SAT del Campo.

Estos buenos resultados han convertido a esta SAT en la primera empresa de producción de pistacho ecológico procesado de España. Todo un “logro” para esta SAT que empezó su andadura en 2010 con 5 socios, y ahora 10 años después de su creación cuenta con 60 socios agricultores procedentes una veintena de municipios de las provincias de Toledo y Ciudad Real.

Lo que ha permitido que en la actualidad, que la SAT pueda haber generado 5 puestos de trabajo de forma permanente y 30 más temporales. “Contratamos a gente de Villacañas y de los alrededores, por haber sido una zona castigada por la crisis del sector inmobiliario, con el cierre de multitud de fábricas del sector de la carpintería y las puertas. Por eso, intentamos mantener dichos puestos de trabajo durante el mayor tiempo posible, al menos durante toda la campaña, dependiendo como es normal de la cantidad de producto que nos entre o de los mercados a los que nos vayamos a dirigir”, explica David Pérez.

Apuesta por la innovación

SAT del Campo conforma junto a Pistamancha (Manzanares) la comercializadora Domo Pistachio S.L, que aúna 90 productores de pistacho castellano manchegos con objetivos en común como la calidad, la seguridad alimentaria, la sostenibilidad y el medio ambiente, la innovación y la trazabilidad del producto.

En breve, esta comercializadora va a iniciar diferentes contactos para la realización de estudios de I+D+i con universidades y colaboraciones con otras empresas afines, con el fin de investigar cómo sacar la mayor rentabilidad al pistacho, como las peladuras o sus cascaras, que tienen un fin comercial como biomasa. “Del pistacho se puede aprovechar todo, por ello buscamos darle el valor añadido al producto final para nuestros socios agricultores, y estamos trabajando con otras empresas alimentarias para crear sinergias y sacar una mayor rentabilidad de todo el producto”, señala Pérez.

 

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