Entrevista a Lola Merino, presidenta de AMFAR: “Ser mujer y joven es reunir las mejores condiciones para abrirse un futuro en el medio rural”

Día Internacional de las Mujeres Rurales

Lola Merino

Coincidiendo con el Día Internacional de las Mujeres Rurales, agroclm, el Diario del Campo de Castilla-La Mancha, publica una entrevista con Lola Merino Chacón, presidenta nacional de AMFAR (Federación de Mujeres y Familias del Ámbito Rural) en la que se refiere a tema como la Titularidad Compartida; la despoblación; la situación tras el Covid-19 o la incidencia de las mujeres rurales en la próxima Política Agraria Común.

-En los últimos días se está hablando mucho de las explotaciones de Titularidad Compartida, ¿Ha cumplido esta Ley las expectativas?

Sinceramente no. No se han cumplido las expectativas que esperábamos con la Ley de Titularidad Compartida de las Explotaciones Agrarias. Una norma que visibiliza el trabajo agrario de las mujeres, que posibilita que coticen a la Seguridad Social y que tengan sus propias prestaciones sociales, no se entiende que recoja cifras tan bajas.

Recuerdo perfectamente, que la entonces ministra de Agricultura, Elena Espinosa, cifró las beneficiarias potenciales en 30.000 mujeres del campo español. Han pasado casi 10 años, y las mujeres dadas de alta en el registro de la Titularidad Compartida en España, tan solo alcanza la cifra de 908. En el caso de Castilla-La Mancha, es de 220 mujeres.

La razón es sencilla. Se aprobó la Ley y se guardó en un cajón, no se promocionó. Desde AMFAR hemos trabajado mucho para contrarrestar esta situación. En octubre del 2017, AMFAR abrió la AGROTC, una oficina nacional para asesorar a las mujeres en la Titularidad Compartida y desde entonces, seguimos dando información sobre esta materia en todas las actividades que organizamos y reivindicando en el Ministerio de Agricultura que ponga los medios necesarios para que las mujeres conozcan la norma.

– ¿Por qué tan pocas mujeres encabezan explotaciones agrarias en España?

Bueno, yo diría que nuestro éxito es que cada vez somos más. En la actualidad, en España, las mujeres titulares de explotaciones agrarias rondan el 30% del total y las perceptoras de ayudas directas de la PAC representan el 37,5%. Son cifras que estoy convencida de que irán creciendo, porque es la única garantía de futuro para nuestro sector primario, aquejado de envejecimiento y masculinización.

Aprovecho para aplaudir a todas las mujeres que deciden quedarse en su pueblo dirigiendo su explotación agraria y llevando todo tipo de tareas, ya no sólo administrativas, sino podando, arando, sembrando o cosechando. Y ojo, es importante también resaltar el papel protagonista de las mujeres, cada vez más jóvenes, en la agricultura y la ganadería ecológicas.

Por último, es esencial mirar al sector agrario con ojos de mujer y ponerse a trabajar en medidas que permitan la conciliación, el cuidado de familiares dependientes y el acceso a la digitalización, si llegan estas medidas, habrá más mujeres en el sector agrario.

– ¿Cómo ha cambiado el Covid-19 la forma de vida de las mujeres rurales?

La pandemia del coronavirus ha marcado la vida de todos los españoles, también la de las mujeres rurales. En AMFAR, hicimos un esfuerzo significativo para adaptarnos a la situación de esta crisis sanitaria y seguir ofreciendo los servicios que nos reclamaban las mujeres rurales.

Debemos reconocer públicamente el trabajo de las mujeres rurales en pandemia, porque no han dejado de estar al pie de cañón ni un solo día. Ellas son fuertes por naturaleza. Si de algo entienden las mujeres rurales es de encontrar en cada dificultad, una oportunidad para ser más fuertes, no rendirse y seguir hacia adelante. Son madres, esposas, hijas, hermanas o abuelas con la fuerza por escudo y la sonrisa como bandera.

El primer gesto llegó de la mano de las agricultoras y ganaderas, que no dejaron de trabajar para garantizar el abastecimiento de alimentos a la sociedad. Y siguió con la solidaridad de tantas mujeres que confeccionaron mascarillas, atendieron a personas mayores y dependientes, apoyaron a sus hijos en el curso escolar o mantuvieron sus negocios con muchas dificultades.

-Muchas zonas de España se están despoblando a gran ritmo. ¿Hay solución para esta lacra?

Claro que hay soluciones y lo más importante, es que hay dinero. Lo que hace falta es que las administraciones nacional, regional y provincial sepan desarrollar las medidas y políticas apropiadas, y que el dinero repercuta directamente en las mujeres y hombres que viven en las zonas rurales. Parece de cajón, pero en la mayoría de los casos, se ignora esta cuestión.

Combatir la despoblación rural es uno de los grandes retos que debemos afrontar y para ello, debemos centrar la mirada, especialmente en las mujeres y los jóvenes que son los que fijan la población y garantizan el futuro.

Además, no se debe abandonar la defensa de una PAC fuerte, sin recortes presupuestarios y sin recortes en las medidas de desarrollo rural. Ahora es cuando toca defender los sectores estratégicos para la economía rural como la agricultura, la ganadería, la caza, la industria agroalimentaria o la digitalización.

– ¿Por dónde pasa el futuro de la formación?

Por descentralizarla y ponerla al alcance de la mano. Sin duda alguna, la formación online es una herramienta que debe aprovecharse, pero para ello hay que garantizar el acceso a internet en igualdad de oportunidades para la población rural y evitar una nueva discriminación como es la brecha digital.

-La próxima Política Agraria Común está en plena fase de negociación con las Comunidades Autónomas, ¿Cree que esta nueva PAC mira hacia la mujer rural?

El Plan Estratégico Nacional en el que trabaja el Ministerio de Agricultura con los consejeros de la materia de las comunidades autónomas, recoge el deber de implementar medidas para impulsar la incorporación de las mujeres y los jóvenes al sector agrario y con ello fijar la población en la llamada “España vaciada”. Este ambicioso objetivo requiere, sin duda, de incentivos valientes y decididos.

Hasta la fecha, solo conocemos la posibilidad, que contempla el borrador del Plan Estratégico Nacional, de que las mujeres pudieran recibir un 5% más en las ayudas acopladas, pero aún desconocemos si habrá más medidas o cómo quedará definitivamente el documento final. En cualquier caso, se trataría de una medida insuficiente para atajar la grave amenaza de la despoblación y el envejecimiento del sector agrario.

En esta cuestión, es bueno recordar que diferentes estudios concluyen que, en esta década se jubilarán seis de cada diez agricultores en España y harán falta más de 20.000 incorporaciones para garantizar el relevo generacional del sector agrario. Ante este escenario, resulta más que necesario una PAC que incorpore la perspectiva de género para aumentar la presencia femenina en la actividad agraria.

-Un tema complicado, ¿Las mujeres rurales sufren más la violencia de género?

Las estadísticas de víctimas mortales por violencia de género en lo que llevamos de año, revelan que el 40% de las mujeres asesinadas residían en el medio rural.

Quiero precisar que precisamente, en los pueblos más pequeños, la violencia de género muestra su cara más dura y castiga a las mujeres por su condición de ser “de pueblo”. Muchas mujeres que ocultan y disfrazan la violencia por evitar ‘dimes y diretes’, y por defenderse del escarnio público al que pueden ser sometidas, pese a ser las víctimas.

Es una lacra social contra la que debemos luchar toda la sociedad unida. Que la carencia de infraestructuras y recursos, la falta de independencia económica, no sean el obstáculo para salir de este tipo de situaciones.

– ¿Qué es ser mujer rural y joven en la España actual?

Ser mujer y joven es reunir las mejores condiciones para abrirse un futuro en el medio rural y ofrecer soluciones a las principales carencias de los pueblos. Ser mujer y joven es la llave para frenar la despoblación. En definitiva, una mujer joven en un pequeño núcleo de población es sinónimo de vida y de oportunidades. ¡Ojalá y tuviéramos más mujeres jóvenes en los pueblos!

-Por último, y en un plano más personal: ¿Se siente mujer rural?

Si, me siento mujer rural. Muy orgullosa de serlo.

¿Viviría en un pueblo de menos de 100 habitantes?

Claro que sí. Los pueblos pequeños tienen un gran encanto, La vida es más tranquila, se conocen todos, el contacto con la naturaleza es diario y directo, se respira aire fresco.

Ahora bien, por muy pequeño que sea el pueblo, no quiere decir que las condiciones de vida tengan que ser peores que las de cualquier vecino. Debemos defender la igualdad de oportunidades, independientemente de que vivas donde vivas y de lo que vivas.

¿Qué le pide a la vida para los próximos años?

Muchos años y con salud. Me gustaría disfrutar de mis hijas y de mi familia el mayor número de años posible y si puedo seguir pidiendo, que sea con buena salud. La pandemia del Covid nos ha enseñado y nos ha puesto a prueba a todos. Cada día que pasa, celebro la vida e intento aprovecharlo lo máximo posible.

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