¿Cómo será el sector agrario en el año 2030?

Más digital, más sostenible y más resistente al cambio climático, según John Deere

Las actividades agropecuarias irrumpen con cada vez más frecuencia en el debate social, económico y político. El sector afronta importantes desafíos que condicionan nuestros hábitos de alimentación, nuestra relación con el entorno y con el medio ambiente.

En un contexto de oportunidad, con una demanda de alimentos que se estima que se incremente en un cincuenta por ciento, encontramos también importantes desafíos entre los que destaca la presión de costes de producción que no cesa. A esto se le suma la dificultad de encontrar mano de obra cualificada, la exposición a las condiciones extremas derivadas del cambio climático, o la necesidad de asumir regulaciones medioambientales, sanitarias, y de bienestar animal.

La situación conduce necesariamente a una reconversión, impulsada por la tecnología como palanca de cambio. En los próximos años, viviremos una transformación radical de la producción, incluso mayor que la que supuso el cambio de la mula al tractor. Los fondos europeos de transformación se ven con esperanza para asumir estos cambios con garantías.

Con la intención de arrojar luz sobre este futuro, desde John Deere resumen lo que esperan que suceda en los próximos 8 años, desde nuestra visión como compañía de tecnología, y con nuestra experiencia como impulsores históricos de la transformación del sector a través de la innovación tecnológica. Estas son las 5 tendencias que identificamos para España de aquí a 2030:

Datos conectados, mejores decisiones

La agricultura de precisión y la industria 4.0 crecerán y se estandarizarán en los procesos productivos del sector. La tecnología permitirá medirlo todo a través de sensores interconectados, que emitirán información en tiempo real y desde cualquier parte.

Esto permitirá optimizar constantemente los procesos, ahorrar en materias primas, mejorar la rentabilidad de la producción o reducir el impacto medioambiental. Por ejemplo, la posibilidad de dar a cada planta un tratamiento específico o hacer uso de productos fitosanitarios en su justa medida, permitirán desarrollar nuevos productos más ecológicos, de mayor calidad y más sostenibles.

En la ganadería, la monitorización del ganado se traduce en enormes posibilidades de adaptar su alimentación de acuerdo con sus características o su estado de salud. Estos avances serán necesarios para racionalizar el uso de antibióticos, que se postula como uno de los desafíos más inmediatos ante el peligroso avance de bacterias resistentes.

Inteligencia artificial y maquinaria autónoma

En pocos años tendremos máquinas trabajando en el campo sin operario en cabina. Los niños verán los tractores autónomos con la misma naturalidad con la que hoy percibimos los tractores con motor. Los libros de historia incorporarán este hito al nivel del de la máquina de vapor o los motores de combustión interna.

Las máquinas tomarán decisiones con algoritmos de aprendizaje para mejorar su rendimiento, evitar obstáculos, detenerse si identifican cualquier riesgo de accidente, o avisar al propietario al momento, que podrá dar órdenes en remoto y a través de un dispositivo móvil. Va mucho más allá de la autonomía de guiado. Los equipos combinados de trabajo tomarán decisiones agronómicas de manera autónoma en tiempo real.

De hecho, la tecnología autónoma ya existe. A comienzos de este año pudimos ver el primer tractor autónomo en el CES, la mayor feria tecnológica del mundo. En cuanto el reglamento europeo permita la circulación de vehículos no tripulados, empezaremos a verlos también en nuestros campos. Llegará un día en que la cabina desaparezca del tractor y convivan máquinas más pequeñas en los cultivos trabajando al mismo tiempo, impulsadas por energías renovables y haciendo distintas labores: podas, riegos, siembras, cosechas…

Más talento, más diverso y más digital

La evolución de las expectativas sociales en países desarrollados provoca que muchos empleos del campo dejen de ser atractivos para las nuevas generaciones. Muchos puestos hoy son temporales, de escasa cualificación y modesta retribución.

La tecnología resolverá uno de los grandes problemas del sector: la falta de mano de obra. Este es un proceso que ya hemos vivido antes, como sucedió con la mecanización de la recogida del algodón o el cereal. La irrupción de tecnología seguirá mejorando la calidad de vida, reducirá accidentes laborales, y generará riqueza en las regiones donde se produce, tanto en modelos intensivos como extensivos.

El factor humano se centrará en aquello que proporciona valor y seguirá siendo definitivo en la toma de decisiones. Como consecuencia, al frente de los negocios agropecuarios habrá cada vez más talento digital. Esto permitirá al entorno rural a una nueva generación de jóvenes y mujeres, reequilibrando poco a poco un sector que por hoy todavía está envejecido y es mayoritariamente masculino.  Veremos cada vez más agricultores y ganaderos técnicos, más formados en tecnología y con un profundo conocimiento del negocio y sus variables.

Profesionalización de la producción

Según datos del INE, el 95% de las empresas del sector agroalimentario español son pymes, de las cuales el 80% tiene menos de 10 trabajadores. Viviremos cambios en los tamaños de estas explotaciones, que tenderán a concentrarse y agruparse para poder dotarse de recursos, conocimiento, dimensión y tecnología.

Necesitarán ser más grandes y flexibles para ganar sinergias, ser más eficientes y competir con éxito en un sector lleno de oportunidades pero que no dejará de ser muy competitivo. Estos modelos estarán sometidos a regulaciones muy exigentes en materia medioambiental, en las que de nuevo necesitarán tecnología como clave de competitividad, supervivencia y eficiencia.

Aflorarán nuevos modelos de financiación y colaboración público-privada que permitan a los productores incorporar innovación. Los seguros también se harán aún más imprescindibles, con nuevos modelos más vinculados a la explotación, con el fin de proteger a agricultores y ganaderos ante catástrofes climáticas que serán cada vez más frecuentes.

Biotecnología y tecnología de los alimentos

La libertad en la elección de la alimentación ha llegado para quedarse, por lo que el consumidor seguirá exigiendo productos de calidad, variados, saludables… y baratos.

La biotecnología permitirá revitalizar regiones con condiciones extremas muy poco aptas para la producción y en general deprimidas económicamente. El desarrollo de resistencias a situaciones como el estrés hídrico o la salinidad puede representar oportunidades de crecimiento en zonas del planeta hoy muy castigadas.

También generará oportunidades en el incremento de la calidad de los alimentos, en su valor nutricional, así como en modelos de producción más sostenible que sustituyen el tratamiento por resistencias congénitas.

La intervención sobre la evolución de las especies es algo que se viene haciendo desde hace decenios y que se acelerará con la generalización de nuevas herramientas de edición genética como CRISPR.

 

Publicidad

Dejar una respuesta

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí