El 25 de abril se celebra en numerosas localidades españolas la festividad de San Marcos, contando muchas de ellas con romerías, y con otras tradiciones como el hornazo, un dulce con huevos duros incrustados.
Uno de los ritos que se realizan en varios pueblos en esta fecha es el conocido como ‘nudo de San Marcos’, consistente en hacer un nudo en los tallos de los sembrados con lo que simbólicamente se ata o arroja fuera del lugar al diablo, librando a la cosecha de males, convirtiéndose así el santo en protector de las cosechas, como recogen en membrilla.com, una localidad manchega donde esta tradición está muy arraigada.
Desde la Real Asociación Española de Cronistas Oficiales recogen que en este día de San Marcos por la tarde era costumbre salir al campo, en familia o parejas de novios, y se solía llevar merienda y aprovechar para “atar el diablo”. Consistía en hacer un nudo sobre el trigo o cebada verdes, cuyas plantaciones rodeaban la localidad. Este rito simbolizaba el desprecio a las fuerzas del mal, y sirve para que no traigan desgracias, de algún tipo, a las familias. Actualmente se continúa la tradición de “atar el diablo” sobre las distintas hierbas, o arbustos cercanos a los caminos o carretera.
Y en la localidad malagueña de El Borge una de las tradiciones con mayor arraigo en la localidad es el denominado «Sanmarqueo», que se celebra el día de San Marcos, y que consiste en salir por grupos de amigos a pie con la intención de pasar todo el día en el campo.
Es costumbre este día «amarrar el diablo», que no es más que buscar un jaramago y hacerle un nudo, si algún miembro de una familia no puede hacerlo, otro de los miembros atará uno por él. Esta tradición se remonta a tiempos remotos y es compartida con algunos pueblos de los alrededores.
Y también en Andalucía, en Loja (Granada), según dice la tradición, para quedar libre de toda tentación maliciosa y pasar un buen día lo primero que hay que hacer al llegar al lugar elegido es «atar al diablo», haciendo un nudo con varias ramas de algún matorral. Al día siguiente, San Marquillos, se ha de volver al lugar, en este caso para «desatar al diablo».
