En 2022, el incremento interanual de los costes de producción alcanzó más del 35% debido al impacto de la guerra en Ucrania, con subidas medias de un 62 % de los fertilizantes; un 50 de la energía y los lubricantes; un 35 los piensos y un 20 % los productos fitosanitarios, según recoge la organización agraria ASAJA.
A esa situación suman el “pésimo” año climatológico, con reducciones de cosechas en prácticamente todas las producciones, debido principalmente a la sequía, pero también a las heladas de primavera.
Para 2023, aún es pronto para pronosticar lo que puede suceder con las cosechas, pero sí hay indicios que ya se pueden valorar, como la utilización de menos fertilizantes por los agricultores por los altos precios, lo que puede ocasionar un descenso de las producciones.
Hay que añadir, además, la incertidumbre de la evolución de las cosechas condicionadas por la climatología y por el desarrollo de los acontecimientos en la guerra de Ucrania.
El informe de insumos de ASAJA Nacional de enero de 2023 recoge que 2022 fue un año donde se dio la “tormenta perfecta” para que los productores se vieran “ahogados” por los costes de producción y donde además se dieran las circunstancias para que con sus producciones no hayan podido contrarrestar esta subida.
