Vicente Marqueta, técnico de la Asociación Provincial de Agricultores y Ganaderos (APAG) de Guadalajara, prevé un mercado de los cereales a la baja para trigo, cebada y maíz en su último análisis de los mercados nacionales e internacionales, realizado a finales de este mes de enero de 2023.
Señala que “estamos ante un mercado climático a nivel internacional sobre los pronósticos para Sudamérica. Lo que ocurra en Brasil y Argentina en los próximos meses será decisivo para los precios de la soja y el maíz que, sin duda, ejercerán su influencia en España sobre los de cebada y trigo para la formulación de pienso (precio de la proteína y fracción energética de las raciones).
Asimismo, el factor consumo a nivel energético de biocombustibles tendrá un efecto importante sobre las existencias. ¿Cuánta soja o maíz se destinará a biodiesel y bioetanol?
También, las superficies destinadas a cereal con la nueva reforma de la PAC disminuirán irremediablemente.
Volviendo a Sudamérica, Brasil acumula precipitaciones muy buenas para la siembra de la próxima ‘safriña’ (maíz) y para la finalización de la soja, aunque este hecho también dificulta las labores de cosecha.
De igual modo, en Argentina las últimas lluvias propiciaron las bajadas. Lo que ocurra en febrero respecto al clima será decisivo al igual que la demanda de China y el ritmo de embarques, sin olvidar que la economía china tampoco está en su mejor momento. La sequía en EE.UU. parece haberse aliviado también y el mercado reaccionó en proporción a principios de semana.
Al mismo tiempo, la escalada del índice dólar tampoco impulsa a que las compras se encarezcan, pasando de un 0,9 a aproximarnos al 1,1. La evolución de este índice también marcará tendencia en el mercado.
Por otro lado, y bajo una perspectiva alcista, el conflicto armado en el mar Negro es un factor desestabilizador, que lejos de ser una intervención militar especial de corta duración para hacer caer al gobierno ucraniano se ha transformado en una guerra mundial que ha sacudido la economía y las relaciones fructíferas entre países de oriente y occidente y todo parece indicar que va para largo. Esto ocasiona fluctuaciones impresionantes en los precios y la factura la están pagando muy cara los europeos. A todos los niveles.
Producción de Ucrania
Respecto a la estimación de siembra y producción de Ucrania, está lejos de dar el volumen necesario para el mercado occidental.
La producción proyectada para la próxima campaña da sostén a los precios. ¿Por qué? Ucrania habla de una oferta de 18 millones de maíz para el 2023 frente a los 27 millones de toneladas que estimaba el USDA () en el 2022.
Y con el trigo lo mismo, Ucrania estima no superar los 16 millones y el USDA estimó su cosecha en 21.
En lo que respecta a lo que queda de año comercial, y bajo una perspectiva bajista, Rusia y Australia tienen un volumen de trigo exportable histórico que compite con mucha holgura frente al escaso trigo europeo y hace muy difícil competir por otro lado al norteamericano.
Sirva de ejemplo que Argelia (gran importador de trigo) se suministra históricamente de trigo francés.
Este año Rusia ha vendido a Argelia hasta la fecha más de un millón de toneladas de trigo, el doble que cualquier año. La presión a la baja que Rusia ejerce sobre los precios es más que significativa.
Con la mirada puesta en febrero, la demanda de cereales está como el clima en España. Hace mucho frio para que el consumo se caliente si no es estrictamente necesario.
