Se buscan variedades autóctonas del pistacho para mantener su «boom»

pistachero

El pistacho ha experimentado en los últimos años un «boom» en su producción en España, el aumento de su cultivo ha llevado a los investigadores a buscar variedades autóctonas que, a través de la mejora genética, consigan ser más productivas y resistentes ante las condiciones climatológicas.

En 2015, el cultivo de este fruto seco ocupaba 7.857 ha, una cifra que en 2021 alcanzó las 51.761, el 73 % en secano y el resto en regadío, según el último análisis del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA).

Además, el año pasado el espacio se incrementó hasta más de 66.400 ha, según una encuesta del MAPA.

La mayor parte de su producción se concentra en la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha, con el 79 % de la superficie de secano y el 73 % del total de la de regadío; le siguen Andalucía, Castilla y León y Extremadura, según los datos del portal especializado PistachoPro.

Para la organización, el aumento progresivo de la plantación de pistacho en España en los últimos años hace que «los próximos cinco años sean decisivos para el sector» con la entrada de más superficie de producción.

Mejora genética

Un hecho que también confirma el doctor en Ingeniería Agrónoma e investigador de la Unidad de Excelencia María de Maeztu del Departamento de Agronomía de la Universidad de Córdoba, Carlos Trapero.

En la Universidad de Córdoba y junto con el investigador Pedro Valverde, desarrolla un programa de mejora genética del pistacho que tendrá una duración estimada de doce años.

La iniciativa, puesta en marcha en colaboración con las empresas de agricultura Acemi Spain y Balam Agriculture, tiene como objetivo obtener distintas variedades adaptadas a las zonas de producción nacionales.

Hasta ahora, según ha explicado en declaraciones a Efeagro Carlos Trapero, «no ha habido mucha investigación sobre el pistacho en España», por ello, este proyecto puede servir para dar un empujón al sector en cuanto a su «perspectiva de futuro».

El trabajo se desarrolla en un vivero de la localidad conquense de Villanueva de la Jara; ahí germinan y crecen las plantas de semilla obtenidas de los cruzamientos y ensayos realizados durante la primera fase del proyecto.

Durante la segunda fase del proyecto, podrán en marcha una evaluación con unas condiciones de campo en diferente, y después, identificarán las semillas que multiplicarán y registrarán como nuevas variedades.

Para el investigador Trapero, se trata de «una apuesta a largo plazo» para dar respuesta a los retos que se puedan plantear con las condiciones climáticas de los próximos años y cómo estas afecten a las plantaciones.

Las condiciones que necesita el pistacho son veranos largos y calurosos e inviernos en los que pueda «acumular una cantidad de carga de frío» necesaria para que la producción sea adecuada.

Alrededor de este aspecto trabajan los investigadores, para buscar variedades que necesiten menos frío del que hace actualmente y que, además, se adapten a las enfermedades que les puedan afectar.

Previsiones de un futuro prometedor

Las previsiones que hacen desde PistachoPro sitúan a España como uno de los «grandes productores» de este fruto seco a nivel mundial.

La web señala el final de esta década como el momento en el que la producción en España alcanzará casi las 70.000 hectáreas y podría competir con otros países del mercado internacional liderado por Irán, Estados Unidos y Turquía.

De ser un «productor minoritario», Trapero prevé que España pase a ser uno de los «principales productores» gracia al ritmo actual de plantación.

Por ello, incide en la necesidad de encontrar unas variedades autóctonas que se adapten al terreno nacional y a sus condiciones climatologías futuras y que puedan competir a nivel internacional con las de otros grandes productores. EFEAGRO

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