Las leguminosas para consumo humano, una alternativa viable y esperanzadora para el campo español

El Grupo Operativo LegSapiens concluye estos días su trabajo de más de dos años para analizar las potencialidades, los problemas y las oportunidades del cultivo de leguminosas para consumo humano.

Los resultados del proyecto son “muy positivos” para sus socios, pues demuestran que este tipo de producciones tienen un gran potencial de crecimiento en la agricultura española y son vistos con interés, tanto por los consumidores como por los agricultores.

En estos dos años de trabajo, el proyecto LegSapiens ha desarrollado trabajos de investigación en campo, jornadas de debate y formación y todo tipo de publicaciones divulgativas con claves para animar a los agricultores a apostar por estas producciones.

Fruto de estas tareas, quedan demostrado los aspectos positivos del cultivo para la salud del suelo y la pertinencia de fomentar este tipo de cultivos proteicos, de los que Europa sufre un importante déficit.

Trabajos de campo con leguminosas

El Grupo Operativo LegSapiens ha desarrollado un importante plan de trabajos en campo que ha mostrado que la realidad -y la problemática- es totalmente diferente en zonas de secano y de regadío, así como los cultivos que pueden formar parte de la rotación en cada una de ellas. En el caso del secano, y como se explica en la Guía de Campo sobre el cultivo de leguminosas elaborada en el marco del proyecto, las producciones con más posibilidades son el garbanzo, la lenteja o el guisante. En las zonas de regadío ha quedado demostrado que la alubia, el garbanzo y la soja son las producciones más interesantes para los agricultores.

Con el objetivo de alcanzar una plena sostenibilidad del cultivo, LegSapiens ha realizado actividades en tres zonas diferentes de España: valle del Ebro, valle del Duero y zona Centro, con diferentes cultivos como alubias, garbanzos, guisantes, lentejas o soja. En todos los trabajos el objetivo principal ha sido proponer sistemas agronómicos de manejo de los cultivos que tengan una rentabilidad económica suficiente para los agricultores.

Apoyar las legumbres

En ese aspecto, el de la rentabilidad, se han centrado también parte de las labores del proyecto, tanto en campo como en las salas de reuniones donde se han celebrado numerosas jornadas. Y es que, a lo largo de la duración del proyecto, se ha trabajado en un exhaustivo análisis desde el eslabón de la producción a la distribución, pasando por la transformación y el envasado, poniendo de manifiesto la grave situación a la que se enfrentan estos cultivos en cuanto a las estrategias de comercialización y la competencia con productos importados.

De ahí la necesidad de garantizar un mayor nivel apoyo y de inversión por parte de las diferentes administraciones en el futuro. “Los agricultores necesitan alternativas en su rotación, y las leguminosas son un cultivo esperanzador que necesita tener una rentabilidad suficiente”, aseguran desde LegSapiens.

El caso del garbanzo

La alternativa del garbanzo al monocultivo del cereal de invierno en los regadíos del valle del Ebro se ha demostrado como una muy buena opción. El principal inconveniente es el control de las malas hierbas, que implica la elección de parcelas para su cultivo que tenga poca carga de las mismas. El rendimiento económico puede ser algo superior al del cereal de invierno, considerando una producción media de unas 2,8 toneladas/hectárea con un precio de venta de 1 euro/kg. Un reto importante es encontrar variedades de garbanzo de ciclo corto para poder realizar un cultivo forrajero de maíz después de su cultivo.

La alternativa de la alubia

La alternativa de la alubia al monocultivo del maíz en los regadíos del valle del Ebro también es buena opción. Es un cultivo que precisa más atención para el control de plagas y una maquinaria específica para su recolección. Presenta un ciclo corto de unos 100 días desde la siembra hasta la madurez del grano, lo que conlleva la mitad del consumo de agua del maíz y, por su capacidad de fijación del nitrógeno del aire ofrece un ahorro del 60% en el abonado respecto al maíz.

Se estima que el coste total de la producción de alubias es aproximadamente el 70% del coste de la producción del maíz. El rendimiento económico puede ser bastante superior al del maíz considerando una producción media es de unas 3,5 toneladas/ha. con un precio de venta de 1 euro/kg. En las zonas más cálidas del Valle del Ebro se podría realizar el cultivo de la alubia después de un cereal de invierno, pero considerando que el grano deberá pasar un proceso de secado, ello implicaría un aumento del coste de producción.

El potencial de la soja

El equipo de Sistemas de Cultivo Sostenibles de la Universidad de Lleida (UdL), liderado por Daniel Plaza Bonilla ha evaluado el cultivo de la soja como alternativa al monocultivo de maíz mediante distintas estrategias altamente innovadoras. Por un lado, se han comparado tres sistemas de cultivo: soja de cosecha única, sembrada a principios de mayo; soja de doble cosecha (sembrada a principios de julio) tras trigo blando y un cultivo asociado de relevo de trigo y soja en el que se ha sembrado la soja sobre un cultivo de trigo en pleno desarrollo.

También se ha evaluado el potencial de producción de soja en sistemas libres de herbicidas mediante el establecimiento del cultivo sobre una cubierta vegetal de centeno controlada. Finalmente, se ha cuantificado la productividad de distintos grupos de madurez de soja sembrados en distintas fechas tempranas en relación a la siembra habitual de mayo.

Mediante la colaboración con las empresas Aigües del Segarra-Garrigues y Explotaciones Agrícolas San Miguel S.L (Cinca Group) se ha potenciado la evaluación de alternativas en un ámbito territorial muy grande, localizado en el este del valle del Ebro. En dicha colaboración se ha evaluado el potencial de la soja, la alubia, el guisante de congelación y el garbanzo como alternativas a los cereales habituales de regadío, tanto de invierno como de verano.

En la zona del Duero, ITAGRA ha trabajado específicamente con diferentes variedades de lentejas, garbanzos y alubias, mediante diferentes técnicas novedosas con el objetivo de mejorar el control de las malas hierbas. En esta etapa final del proyecto los trabajos desarrollados por Itagra.CT, se han centrado en la caracterización de la calidad nutricional de cada una de las variedades ensayadas en campo, para de este modo evaluar la posible influencia del manejo en campo sobre estos parámetros tan importantes para la industria agroalimentaria.

Por último, en la zona centro, IMIDRA ha puesto puesta en marcha sistemas de innovación basados en la reducción de insumos, con el objetivo de mejorar la rentabilidad económica de los cultivos en zonas con un rendimiento potencial bajo, y serios problemas de aridez.

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