Empresas de transición energética, a la búsqueda de terrenos rústicos

Por su capacidad de albergar instalaciones a gran escala y su disponibilidad geográfica

terrenos rústicos

Para 2030, el 32% del consumo de energía final de España deberá provenir de fuentes de energía renovable, según el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC).

Este compromiso nacional ha impulsado proyectos que van desde la expansión de electrolineras (con más de 11.500 puntos de carga en funcionamiento) hasta la integración de biogás y biometano en el mix energético.

Desde el portal especializado Cocampo indican que estas fuentes, junto con la energía solar y eólica, están atrayendo miles de millones de euros en inversión, superando los 10.000 millones en la primera mitad de 2024, y con una proyección de cierre de año superior a los 15.000 millones.

Las empresas del sector energético y los fondos de inversión especializados en la transición energética han detectado que los proyectos de energías renovables no pueden limitarse al suelo urbano.

Terrenos rústicos

Los terrenos rústicos, por su capacidad de albergar instalaciones a gran escala y su disponibilidad geográfica, han emergido como una solución clave para el despliegue masivo de energías limpias. Estos terrenos ofrecen un espacio óptimo para infraestructuras que requieren extensas superficies y condiciones específicas, como plantas fotovoltaicas, eólicas y de biogás.

Las plantas de hidrógeno verde y de biogás/biometano, que aprovechan la energía a partir de residuos agrícolas y ganaderos, juegan un papel fundamental en la descarbonización. Estos proyectos requieren terrenos rústicos de gran superficie con características como buena accesibilidad, cercanía a infraestructuras de transporte de gas o electricidad, y una ubicación estratégica para la logística de residuos.

Además, los parques fotovoltaicos, que transforman la radiación solar en electricidad, precisan terrenos con baja pendiente, cerca de subestaciones eléctricas y en zonas con altos índices de radiación.

Estas instalaciones no solo promueven la sostenibilidad, sino que también permiten a los propietarios diversificar los usos del terreno, combinando agricultura o ganadería con energías renovables, lo que genera un beneficio económico y fiscal adicional.

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