La Trucha Común ya tiene Plan de Gestión en Castilla-La Mancha

El objetivo principal es garantizar la conservación de las poblaciones salvajes y nativas de la especie en la región, estableciendo un modelo de gestión de la pesca deportiva compatible con dicha conservación

El Diario Oficial de Castilla-La Mancha publica este jueves la Orden de la Consejería de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural por la que se aprueba el Plan de Gestión de la Trucha Común.

El objetivo principal del Plan de Gestión de la Trucha Común en Castilla-La Mancha es garantizar la conservación de las poblaciones salvajes y nativas de la especie en la región, estableciendo un modelo de gestión de la pesca deportiva compatible con dicha conservación.

Otros de los objetivos son:

– Preservar el acervo genético de la trucha común y su estructura geográfica, recuperándolo en aquellos casos en que haya sufrido erosión.

– Desarrollar una gestión de la pesca y de las poblaciones que se sustente en conocimientos científicos y técnicos.

– Obtener de una forma sistemática y regular datos de la abundancia y estructura de las diferentes poblaciones de trucha común, así como de la presión de pesca y de las capturas realizadas.

– Mejorar la formación, información y participación pública de los pescadores.

– Incrementar la intensidad y eficacia de la vigilancia de los tramos trucheros a los niveles requeridos para garantizar que la pesca se realiza en las condiciones establecidas en las Órdenes de Vedas.

– Revalorizar la pesca recreativa de la trucha común salvaje como actividad turística de calidad en las zonas de montaña de la región que constituyen su hábitat.

– Integrar las demandas derivadas de la gestión de la pesca de la trucha en la planificación hidrológica y otros planes sectoriales.

– Recuperar el hábitat potencial que pueda ocupar la trucha común, o mejorar el estado de éste en aquellos lugares en que se haya deteriorado.

 – Prohibición total de la comercialización de la especie.

Las aguas habitadas por la trucha común en Castilla-La Mancha ascienden a unos 3.200 kilómetros de cursos de agua permanentes, lo que supone aproximadamente un 25 % de la red fluvial permanente de la región. Más concretamente, la especie se distribuye geográficamente en dos núcleos principales discontinuos: el primero de ellos alrededor de los sistemas Ibérico y Central, en las cabeceras de los ríos Tajo y sus afluentes incluyendo la cuenca del Jarama (vertiente atlántica), Júcar, Cabriel, Turia y Piedra (vertiente mediterránea).

El segundo núcleo alrededor de las sierras de Alcaraz y Segura, en las cabeceras de los ríos Mundo y Segura (mediterráneos) y afluentes del Guadalmena (atlántico).

Además, una población aislada se localiza en los Montes de Toledo, en la cuenca del Tajo, siendo esta la única existente en la provincia de Toledo. La especie se encuentra ausente en la provincia de Ciudad Real, estando la práctica totalidad de las poblaciones de la región situadas en las provincias de Guadalajara, Cuenca y Albacete.

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