Ecologistas en Acción informa sobre impacto de macrogranja porcina en Daimiel

La Casa de Cultura de Daimiel acogió en la mañana del sábado dos ponencias enmarcadas en la campaña ‘Stop a la ganadería industrial’ de Ecologistas en Acción, a raíz de la preocupación que existe en la población con la posible instalación de una explotación de porcino de cebo.

En primer lugar, se desarrolló la charla ‘¿Por qué es desaconsejable la carne de ganadería intensiva?’, a cargo de la Doctora en Biología y socia de Ecologistas en Acción-Ciudad Real, Pilar Castellanos, quien trató la problemática que puede tener un uso excesivo de carne procedente de este tipo de producción y las diferencias existentes entre las carnes de animales libres y animales estabulados. “Las condiciones de crecimiento dejan mucho que desear, se quiere aumentarles de tamaño en poco tiempo y eso se consigue mediante las hormonas del crecimiento que no tienen tiempo de metabolizarlas”, explicaba. Castellanos advertía de que “eso le llega al consumidor, y en España tenemos unos niveles de presencia de hormonas y antibióticos muy superiores a los de otros países de Europa”, manifestaba a los micrófonos de Radio Daimiel.

Tras un breve coloquio, llegó el turno de la segunda ponencia, titulada ‘Impactos de la ganadería industrial: el caso de Daimiel’, impartida por Daniel González, miembro de la plataforma ‘Pueblos Vivos Cuenca’ y de Ecologistas en Acción-Cuenca’, que informó sobre la problemática a nivel medioambiental y de salud humana que tienen este tipo de explotaciones, tanto a nivel local como global.

Sobre la posible instalación de una macrogranja porcina en Daimiel, González echaba en falta en el proyecto información sobre las emisiones que se generarían o un estudio de viento. Añadía que “es un proyecto de menos de 2.000 cerdos y por eso no va a pasar el procedimiento de evaluación medioambiental y tiene menos garantías de que haya un control de los impactos que puede tener”.

Con relación a la repercusión en el ámbito local, consideraba que este tipo de ganadería “no favorece la economía, al no utilizar recursos de la zona y exportarse la producción, generando malos olores, contaminación o emisiones de gases tóxicos como el amoniaco, lo que a su vez afecta al turismo”. Además, indicaba que “estas explotaciones requieran unas grandes cantidades de agua, al acuífero le quitan más agua y le aportan nitratos, aumentando sus niveles exponencialmente y el riesgo de contaminación es mucho más alto”.

González aconsejaba a la población un cambio de dieta, eliminando la carne industrial y, “en caso de consumir carne, que sea de ganadería extensiva una o dos veces por semana”. “Se está apostando desde las instituciones públicas por este tipo de ganaderías industriales porque es un producto de exportación que ayuda a reducir la deuda”, apuntaba.

Finalmente, explicaba que, según la información que manejan en Ecologistas en Acción, si finalmente no hay una evaluación medioambiental para la instalación de la explotación en Daimiel, “ésta depende de la licencia de actividad y de obra que es competencia del Ayuntamiento”, por lo que aconsejaba al consistorio “suspender la licencia urbanística, hacer una moratoria de un año prorrogable a otro año para no otorgar licencia de actividad a este tipo de explotación y mientras tanto cambiar la planificación urbanística para obstaculizar este tipo de industrias, o sacar una ordenanza municipal para limitar el vertido de purines”.

En el pleno del 5 de junio, el alcalde, Leopoldo Sierra, también dejó claro que su próximo equipo de Gobierno va a seguir trabajando para que la granja de cerdos no se instale en Daimiel. En esa línea avanzó la intención de elaborar una ordenanza “garantista” o cualquier otro acuerdo que sea útil, mientras se resuelven las alegaciones presentadas en la Junta de Comunidades.

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