El fin de la vendimia confirma una cosecha un 15 por ciento inferior y precios bajos para el viticultor

uvas

Rubén Figueroa (EFEAGRO). El final de la vendimia confirma que la producción de vino para esta campaña será un 15 % inferior a la del año pasado como consecuencia de la sequía, una situación que, pese a estrechar el mercado primario de uva, no ha hecho repuntar el precio que perciben los viticultores.

Así lo han expresado a Efeagro representantes del sector, que han mostrado su preocupación por la situación en la que quedan los agricultores al no poder sufragar los costes de producción y por las dificultades que este escenario presenta para el sector del vino en su objetivo de crecer en valor.

El dato del descenso esperado del 15 % en la producción de vino para esta campaña debido a los severos episodios de sequía lo ofreció esta semana el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) tras reunirse con el sector, que ya venía manejando una previsión a la baja de hasta el 20 %.

La producción de vino estimada, unida a unas existencias de cierre de la campaña anterior de 36,5 millones de hectólitros, arrojan unas disponibilidades para la nueva campaña de 67,3 millones de hectólitros, la cantidad más baja de las últimas seis campañas, según la información oficial.

En un momento de «incertidumbre del mercado» en el que la demanda de vino español está sufriendo, especialmente de las variedades tintas, tener una cosecha corta puede no venir tan mal, ha apuntado el presidente de la Organización Interprofesional del Vino Español (OIVE), Fernando Ezquerro.

«Tenemos muchas incertidumbres con un mercado muy parado y entonces mejor es una cosecha corta que nos pueda ayudar a digerir la producción y evitar los ‘stocks’, que al final lo que hacen es devaluar el producto», ha señalado Ezquerro, también presidente del consejo sectorial vitivinícola de Cooperativas Agro-alimentarias.

Ezquerro abunda que si no se consigue dar valor al vino español en los mercados «al final las uvas se van a tener que pagar baratas».

Al mismo tiempo, subraya que tener agricultores a quienes no se les remunera adecuadamente las uvas supone, «sin duda», un golpe en la base misma del plan de revalorización del vino español puesto en marcha por la OIVE.

«Tenemos que conseguir subir el precio de nuestro vino y subirlo es subir el precio de nuestras uvas. Si no somos capaces de subir el precio de nuestros vinos ni con una situación de costes más altos para el elaborador y para el productor, evidentemente la cadena se romperá por la parte más débil que siempre es el productor», expone Ezquerro.

Dificultades para seguir labrando viñas

El responsable técnico del sector del vino de Asaja, José Ugarrio, ha lamentado que, pese a los altos costes y a la escasa producción de uva de esta campaña, los precios que han percibido los agricultores han sido similares a los del año pasado e incluso menores en algunas regiones.

«Se supone que (los precios) tenían que ser algo superiores. Nosotros consideramos que los agricultores con estos precios no van a poder continuar, sus beneficios están muy afectados», ha expresado Ugarrio.

Ha abogado por «hacer un análisis sosegado tanto los productores, como transformadores y comercializadores» para estudiar qué está pasando y por qué en muchos casos no se ha cumplido la ley de la cadena alimentaria.

Ugarrio ha recordado que superficie plantada de viñedo a 31 de julio de 2023 era de 928.108 hectáreas, un 1 % inferior a la del año anterior, y que hay agricultores arrancando las viñas.

Llamada a la conciencia del sector elaborador

En este sentido, el responsable del sector vitivinícola de la organización agraria COAG, Joaquín Vizcaíno, ha destacado que «hay muchos viticultores que se van a replantear la viabilidad del cultivo y van a ir abandonando la actividad o a irse a otros cultivos con menos costes de producción y por tanto menos riesgo».

«Si se quiere mantener el potencial vitícola hay que remunerar adecuadamente (al agricultor)», enfatiza Vizcaíno.

El representante de COAG ha expresado que «el sector elaborador debería ser consciente de ello» y que si ellos han podido repercutir la subida de costes en el precio de venta deberían pagar adecuadamente a los viticultores para que estos también sufraguen sus gastos.

«Para eso se hizo la Ley de la Cadena Alimentaria, para defender al eslabón más débil, que no tenemos capacidad nada más que de ser ‘precioaceptantes'», concluye Vizcaíno.

Durante el desarrollo de la vendimia varias organizaciones agrarias alzaron la voz para quejarse de posibles incumplimientos de la Ley de la Cadena por parte de algunas bodegas.

Los bodegueros representados por la Federación Española del Vino (FEV) consideraron «muy injustas» estas críticas pues, en su opinión, lo único que hacen es «sembrar sospechas sobre el sector» cuando «de manera abrumadoramente mayoritaria» se cumple la ley.

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