La lengua azul deja «secuelas económicas» y los expertos inciden en la vacunación

rebaño de ovejas

EFEAGRO. El ganado ovino y vacuno ha vuelto este fin de semana a Zafra (Badajoz) después de su ausencia en la Feria Internacional Ganadera del mes de septiembre a causa de la lengua azul, una enfermedad que ha dejado importantes “secuelas económicas” y contra la que los expertos apuntan que hay que seguir vacunando.

El veterinario experto en rumiantes, Rubén Prieto, ponente en el IV Foro Ganadero enmarcado en la Feria de Primavera de Zafra, ha explicado en una entrevista a EFE que “la lengua azul no está superada pero, como es una enfermedad que se transmite por mosquitos, en las épocas de frío deja de circular el insecto y no hay enfermedad, cuando vuelvan aparecer temperaturas favorables podrán volver a aparecer brotes”.

Prieto anima a vacunar, aunque actualmente la península es zona de vacunación voluntaria y movimiento libre de los animales, Baleares tiene la obligación de vacunar el serotipo 8 y Canarias es zona libre de lengua azul, por lo que no tienen vacunación sino que tomar medidas de control para que no entre la enfermedad.

Aparición de más serotipos

En el último año la enfermedad “se ha complicado con la aparición de más serotipos, lo que encarece la vacunación además de que no ha habido disponibilidad de vacunas suficientes, y al final todo se traduce en dinero”, ha añadido.

Las mayores secuelas están el “bolsillo de los ganaderos”, asegura el secretario ejecutivo de la Asociacion Española de Ovinos Precoces, Eugenio Espinosa de los Monteros, desde donde están “animando a vacunar” para que no se repita lo del año pasado, cuando “hubo muchos animales que abortaron, malparieron y quedaron bastante perjudicados, por lo que al ganadero le ha costado mucho dinero”.

Es el caso de Domingo Arias, ganadero de Cáceres, que calcula pérdidas de entre 20.000 y 30.000 euros y señala que no solo sufrieron “las bajas directas, ha habido abortos, reabsorciones y los gastos veterinarios que no se tiene en cuenta, tuvimos muchos gastos para mantener al resto de la cabaña sana”.

“Hay que estar prevenidos”, indica Espinosa de los Monteros, que en el caso del ganado ovino asegura que están vacunando porque son los más afectados y, como señala el veterinario Rubén Prieto, es la única forma para controlar la enfermedad junto al uso de insecticidas, que “no es fácil con animales en extensivo porque habría que aplicar mucho insecticida y muy frecuentemente, no es lo mismo que en una granja cerrada”.

En este sentido, ganaderos como Leopoldo Gómez, que expone unas 60 cabezas de ovino en la feria de Zafra estos días, confirman que este año van a vacunar «por tranquilidad, es una enfermedad muy agresiva y cuando están vacunadas les afecta menos”.

Pero también “por estar más tranquilo” lo harán algunos ganaderos de vacuno como Jesús Verdugo, de Mérida, que el año pasado vio a un 10% de sus animales afectados y, como todo el sector, espero que en 2025 no se vuelva a repetir.

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