El presidente de la Comisión Europea ha fijado una apretada agenda para asuntos esenciales para la agricultura europea: a principios de junio, la Comisión presentará su estrategia de bioeconomía y su estrategia de resiliencia hídrica. A mediados de julio se darán a conocer tanto el presupuesto europeo para el periodo 2028-2034 como la propuesta de reforma de la PAC.
Sin embargo, tanto en su introducción a la conferencia sobre la PAC organizada por sus servicios el 8 de mayo como en los discursos pronunciados al unísono por los Comisarios y las Direcciones Generales, las consignas son el diálogo, la escucha y la aportación de ideas desde la base.
Teniendo en cuenta el calendario interno de elaboración de estos planes, es legítimo preguntarse sobre la coherencia entre la voluntad de construir políticas con los agentes económicos –si es sincera– y el calendario anunciado. La Unión Europea, y los agricultores aún más, necesitan reconstruir la confianza, no jugar.
En este sentido, las prisas por cumplir el plazo del 16 de julio no deben conducir a una reforma de la PAC que se reduzca a más subsidiariedad (¿casi renacionalización?) y, por tanto, a menos eficacia.
En resumen, una PAC muy variable de un Estado miembro a otro con un componente de cofinanciación más fuerte para hacer «aceptable» un recorte presupuestario propuesto. ¡Recordemos lo desigual que es la movilización de las finanzas nacionales de un país a otro! Para el periodo 2021-24, con la excepción sobre todo de los Países Bajos, los demás países no han sido especialmente generosos teniendo en cuenta los costes adicionales soportados por sus sectores agrícolas, y 10 países no han aportado casi nada.
En lo que respecta al agua, sin la cual sería ilusorio esperar el crecimiento de la producción agrícola europea, absolutamente necesario para satisfacer las necesidades de nuestra bioeconomía, la estrategia preparada por la Comisión parece centrarse más en reducir el uso y la captación de agua, mejorando la eficiencia y la calidad, que en proporcionar a los agricultores las herramientas que necesitan para impulsar la producción y garantizar la seguridad alimentaria.
En efecto, sobre el almacenamiento y el acceso al agua, la Comisión señala que «el almacenamiento de agua en embalses y otras estructuras artificiales requiere un amplio debate» y subraya la importancia de las evaluaciones medioambientales. Y no se mencionan los proyectos europeos de inversión previstos para el almacenamiento de agua. Sin embargo, esto no es por falta de haberlo dicho y repetido. Entonces, ¿diálogo? ¿Escuchar?