Los incendios se apagan en invierno. Manuel Amores, CCOO en Geacam

La sección sindical de CCOO en Geacam quiere agradecer su entrega, su esfuerzo y su compromiso a todos y cada uno de los trabajadores y voluntarios que han participado en la lucha sin cuartel que hemos mantenido con el fuego de Yeste-Molinicos.

Es terrible la imagen de 3.200 hectáreas arrasadas por las llamas, la estampa de desolación y ruina al regresar a sus casas los vecinos de las pedanías desalojadas… Un paisaje que apenas unos días atrás era maravilloso de contemplar, un monte lleno de vida creciendo y formándose durante décadas… fulminado en una semana. Nuestro apoyo a todos los vecinos que no solo han perdido su monte, sino también sus cultivos y su medio de vida tradicional. Pedimos las ayudas necesarias para paliar esta pérdida tan irreparable.

El día 27 de julio a las once y cuarto de la mañana se iniciaba el incendio forestal en el paraje de La Parrilla. Desde el primer momento, quienes estábamos viendo la evolución del fuego recordamos el incendio que en 1994 arrasó 14.200 hectáreas en Yeste. Y temimos que volviera a repetirse.

Tanto el lugar como las circunstancias eran muy similares. Una orografía escarpada con grandes pendientes superiores al 100%; una ola de calor con temperaturas por encima de los 40 grados centígrados; vientos locales cambiantes, que variaban continuamente la dirección del frente de las llamas; vegetación de pino carrasco con continuidad vertical y horizontal; y, si faltaba algo, el pantano de La Fuensanta, a un kilómetro del incendio, desecado por la confederación hidrográfica del Segura, teniendo que desplazarse los medios aéreos a más de 40 kilómetros a cargar agua para apagar el incendio.

Sin embargo, había algo muy importante que cambiaba con respecto al incendio de 1994: los medios aéreos -tres brigadas helitransportadas y un avión de carga en tierra-; y los medios terrestres, con bomberos forestales con mayor preparación teórica practica y forma física, una plantilla estable con años de experiencia en incendios de estas características.

Los que vivimos en pueblos rodeados de monte hemos visto cómo en 30 años se han ido abandonado los aprovechamientos forestales, las maderas, leñas, pastos, conchas, aromáticas, etc… Esto hace que, cuando se produce un fuego, las llamas se propaguen de manera más virulenta y los incendios sean mucho mayores y más difíciles de apagar.

Por ello, tenemos que ser conscientes de que, si queremos conservar nuestros montes y atenuar los incendios que sin duda se producirán en nuestro bosque mediterráneo, tenemos que actuar en las labores preventivas, tenemos que tener los montes preparados para cuando se inicien los primeros conatos: para que se queden en conatos y no se conviertan en grandes incendios. Y esto solo se consigue de una manera, y es invirtiendo en prevención.

En los años 2010 y 2011, los trabajadores de Geacam realizábamos los trabajos de prevención durante todo el año. Sin embargo, en el año 2012, nos hicieron cinco EREs, nos convirtieron en fijos discontinuos con tres meses anuales en el paro; reduciendo así las labores preventivas en un 40% durante los años, 2012, 2013, 2014 y 2015.

Esta barrabasada la estamos pagando, la están pagando nuestros montes; aunque, afortunadamente, en 2016 la nueva dirección de Geacam recuperó el trabajo a 12 meses y volvimos a realizar tareas de prevención a todo el año. Esa es la mejor manera de combatir los incendios forestales.

Los gobiernos tienen que saber que para conservar y perpetuar nuestros montes es imprescindible destinar presupuestos públicos para las labores de prevención. Los incendios hay que apagarlos en invierno, mucho antes de que se produzcan.

Nuestro agradecimiento, de nuevo, a todas las personas que lucharon incansables contra las llamas en Yeste. Y a las que se han enfrentado y se siguen enfrentando a cuantos incendios estamos sufriendo este verano.

Y a las que con su temprana advertencia y rápida intervención han impedido que cientos de conatos de incendio degeneraran en grandes deflagraciones.

Y, también, a las que el pasado invierno trabajaron en tareas preventivas en nuestros montes.

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