“…Que 20 años no es nada…” decía el tango de Gardel, que volvía con la frente marchita. A mí también se me ven las nieves del tiempo, que 45 años de actividad sindical es, cuando menos, algo.
Sí. En mi vida, desde que registramos la Unión de Agricultores y Ganaderos de la Provincia de Burgos allá por finales de los 70, en cuanto el finado nos lo permitió por ser tal, el campo y la lucha sindical han sido una constante en mi vida.
Hoy, 45 años después, me voy con la cabeza muy alta y, sobre todo, con la conciencia tranquila, que es con lo que hay que irse de los sitios. Me voy con la conciencia tranquila porque nunca he dejado de luchar por aquellos que viven de la tierra, que son realmente los que mueven todo el engranaje del sector agrario, porque siempre he sido independiente y, cuando he visto los derroteros que estaba tomando cierta organización en la que formábamos parte, no me ha temblado el pulso para abrir la puerta y marcharme.
En todos estos años, he hecho muchos amigos, algunos enemigos también -, aunque más por parte de ellos. Yo, desde luego, no puedo decir más que me he esforzado siempre por mejorar, por ser mejor persona y por liderar la formación que ahora dejo, Unión de Uniones, de la mejor forma posible, con constancia, trabajo y, sobre todo, con ese maravilloso equipo que se queda.
En estos años todo ha cambiado mucho y hemos sabido adaptarnos, ser resilientes, como se suele decir ahora, porque cuando antes la globalización era algo que iba a llegar, ya había entendido que la forma de defender los intereses de los agricultores y ganaderos tenía que cambiar y que esta manera de entender el mundo debía venir de ordenada para no sembrar el caos.
De hecho, se ha visto ahora que es una globalización con las cartas marcadas en la que, a menudo, la agricultura y la ganadería se convierten en la moneda de cambio más de lo que nos gustaría, por lo que hemos tenido que tener la espalda bien ancha para lidiar con cada situación que el mercado ha ido generando.
En este sentido, el mundo todavía tiene que seguir cambiando y los retos a los que se tiene que enfrentar el sector de la alimentación a medio y largo plazo son mayúsculos. El aumento de la población, el avance del cambio climático, la especulación de las tierras por fondos buitres o las tecnologías de alimentación de laboratorio, exigen más que nunca, prepararse, pero, sobre todo, contar con organizaciones sanas capaces de seguir defendiendo un modelo de producción de alimentos sostenible, justo y eficiente.
Es aquí donde se me queda la espinita, la asignatura pendiente que no he podido aprobar antes de irme. La democracia sigue sin llegar al campo a nivel estatal. Fue una promesa de Arias Cañete que no se cumplió, que tampoco lo hizo Tejerina y que, el Partido Socialista, junto con Unidas Podemos, a pesar de llevarlo en programa, tampoco lo ha hecho. Porque, aunque tengan la superioridad moral de hablar de democracia, ya se sabe, el refranero español es muy rico y en casa del herrero, cuchillo de palo. Y siempre será mejor contar con las organizaciones satélites que con organizaciones independientes. Vaya a ser…
Han sido años en los que, desde luego, pesan más los buenos ratos que los malos, en los que he ocupado cargos importantes también a nivel internacional, como en el Comité Económico y Social Europeo.
Ahora, en Unión de Uniones, dejo paso a gente más joven, savia nueva que, de seguro, sabrán defender y luchar por esta organización y por el campo como se merecen quienes confían en nosotros.
Yo seguiré todo en la retaguardia, ocupando el cargo más importante de mi vida, el de marido, padre y abuelo.
José Manuel de las Heras Cabañas
Ex Coordinador Estatal de Unión de Uniones